Hay ingredientes en la cocina que, por su sabor y otras propiedades organolépticas, forman un buen equipo. Es el caso del tomate y el aceite de oliva, cada uno de los cuales mejora con ayuda del otro en múltiples recetas, como ensaladas, sofritos, sopas frías o confitados. Son, por decirlo de algún modo, un binomio ganador en la cocina.
Ensaladas, con un toque especial
Preparar una ensalada rápida y sencilla pero muy sabrosa es muy fácil. Solo tenemos que elegir un buen tomate, entre las muchas variedades que se comercializan en España, cortarlo en trozos y añadir un chorro generoso de un aceite de oliva monovarietal, como el Picual o el Hojiblanca, y dar un toque final con albahaca fresca.
A partir de ahí, podemos añadir otros ingredientes que suman al resultado, como trozos de aguacate, cebolleta fresca o, incluso, un queso suave y cremoso, como la mozzarella italiana. ¡No hay quien se resista a esta mezcla!
Sofrito, la base de muchas recetas
El sofrito es una de las técnicas culinarias clave de la cocina española. Aporta un sabor especial y mejorar el resultado final de muchas recetas tradicionales, como la paella, guisos de carne o platos de pasta.
Pero es que, además, es muy saludable. La mezcla del tomate, cocinado con aceite de oliva virgen favorece que los compuestos bioactivos de esta hortaliza se desplacen hacia el aceite de oliva, lo que facilita la absorción por el organismo. ¡Sano y delicioso!
Sopas frías de tomate y aceite de oliva, ideales para el buen tiempo
Ahora que se acerca el buen tiempo, vamos buscando recetas más frescas y ligeras y, como ya hemos mencionado en alguna ocasión, las sopas frías son una elección ideal. Y si hablamos de sopas frías, hay dos recetas que comparten el número 1 del ranking de las más consumidas, y ambas tienen la mezcla de tomate y aceite de oliva como protagonista. Efectivamente, estamos hablando del gazpacho y del salmorejo.
El primero es una sopa fría y ligera, donde el aporte del tomate y otras hortalizas, como el pepino, el pimiento y la cebolla, en combinación con un buen aceite de oliva, hacen que sea una elección perfecta en cualquier momento del día, ya sea como primer plato o como tentempié a media mañana o media tarde.
Por su parte, el salmorejo es una receta con más consistencia, basada en la emulsión de tomate y aceite de oliva, al que se añade pan y ajo, y se acompaña con huevo duro y virutas de jamón serrano. En definitiva, un entrante muy andaluz que gusta a casi todo el mundo.
Tomates confitados, una base de aperitivo perfecta
Confitar tomates y conservarlos en aceite de oliva es algo sencillo que nos permite disponer siempre de un apetitoso aperitivo o utilizarlo como ingredientes en pizzas, platos de pasta, ensaladas o tartas saladas.
Para ello solo tenemos que buscar los tomates que más nos gusten (quedan muy bien con los de variedad “cherry” por su tamaño y dulzor) y pelarlo. La forma más fácil es hacer una pequeña cruz en la base, introducirlos apenas un minuto en agua hirviendo y, a continuación, en agua con hielo. De ese modo, la piel se desprenderá fácilmente. Una vez pelados, los cortamos y quitamos las semillas y los ponemos en una bandeja de horno pincelada con aceite de oliva y unos ajos, a 90ºC durante 4 horas, para que se hagan lentamente y vayan perdiendo parte del agua. Después los ponemos en un frasco de cristal y añadimos aceite de oliva hasta cubrir. ¡Listos para consumir en cualquier momento!