Cuando entra la primavera, comienzan a manifestarse las alergias al polen de determinadas variedades vegetales, como es el caso del olivo, cuya flor es la segunda causa de mayor alergia al polen, por detrás de las gramíneas. Pero, ¿qué es el polen? ¿Qué efectos causa en las personas alérgicas? ¿Cómo se puede combatir? ¿Es posible confundir los síntomas de la alergia con los de otras enfermedades, como el tristemente conocido Covid-19 o una gripe?
¿Qué es el polen?
Los pólenes son partículas microscópicas que juegan un papel fundamental en la reproducción de las plantas. Durante el periodo de polinización, una sola planta produce miles de granos de polen que, con ayuda del viento, circulan por el aire a grandes distancias.
Las personas alérgicas al polen sufren una respuesta inmune frente al mismo, que se traduce en conjuntivitis, rinitis y asma, más acusada en las fechas en las que la concentración atmosférica del polen de la planta a la que son alérgicos alcanza niveles significativos.
En el caso del olivo, el calendario polínico da inicio entre los meses de abril y mayo, dependiendo de la zona de España donde nos encontremos, y se prolonga hasta mediados o finales de julio.
¿Qué aspectos influyen en la concentración de polen en el ambiente?
Aparte de la propia temporada, como avanzábamos, hay otra serie de factores que influyen en la concentración de polen en el ambiente.
La climatología es una de ellas. Tal y como recoge la SEICAP (Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica), “la cantidad de lluvia y/o nieve durante el otoño y el invierno influye en la cantidad de polen generada por cada planta o árbol, ya que una mayor cantidad de agua subterránea hace que se desarrollen más y produzcan más polen, pronosticándose que durante la siguiente primavera habrá más polen ambiental y que las personas alérgicas presentarán más síntomas”.
Eso sí, si ya nos encontramos en plena estación polínica, la lluvia dará una tregua a los alérgicos, ya que ayudará a disminuir la concentración de polen en el aire. Por el contrario, los días secos y soleados y, especialmente, las jornadas previas a tormentas, la concentración aumenta.
El lugar en el que vivimos es otro de los factores que influirá en la concentración de polen. En las zonas costeras, las temperaturas son más suaves y hay menos cambios bruscos, por lo que la liberación de polen es más constante, sin picos de concentración. Sin embargo, en las zonas de interior ocurre lo contrario, produciéndose una liberación de polen más corta, pero mucho más intensa, por lo que los episodios de alergias son más frecuentes.
Para conocer los niveles de polen, podemos acudir a la página de la SEICAP y consultar por tipo, en este caso los de Olea (olivo). La concentración se ve reflejada en el mapa por comunidades autónomas, pero también podemos consultar los niveles de la estación más cercana a nuestra zona de residencia.
¿Cómo podemos combatirlo?
En realidad, al encontrarse disperso en el aire, es muy difícil de combatir. Conocer exactamente el tipo de polen al que tenemos alergia y cuál es su época de mayor concentración puede mantenernos alerta para comenzar a tomar la medicación que nos haya prescrito el alergólogo.
Por lo demás, solo podemos intentar evitar las zonas con mayores concentraciones, viajar en con las ventanillas cerradas, revisar los filtros anti-polen de nuestro vehículo, cerrar las ventanas de casa una vez que hayamos ventilado y usar mascarillas con filtro anti-polen.
Confundir síntomas con otras enfermedades
¿Es posible confundir los síntomas de la alergia con los de otras enfermedades, como es el caso del Covid-19, causante de la pandemia mundial que estamos viviendo? Lo cierto es que puede haber algún síntoma coincidente pero, en la práctica, podemos diferenciar los síntomas de una alergia al polen con los del coronavirus.
El taponamiento y la mucosidad nasal, así como la disnea (dificultad para respirar) pueden ser coincidentes en ambos casos, pero en los pacientes de Covid-19 tienen dificultad respiratoria de manera continua, mientras que en los alérgicos ésta es esporádica y, por regla general, suele suceder por la noche.
La alergia tampoco produce fiebre (el Covid-19, sí) ni tampoco otros síntomas que sí se han asociado a coronavirus, como cefaleas, diarrea, o ausencia de olfato y gusto. En cambio, sí provoca lagrimeo y estornudos, no descritos entre los síntomas de el Covid-19. De todos modos, y ante la duda, siempre es mejor consultar con los servicios sanitarios y realizar las pruebas pertinentes para confirmar si estamos infectados o no por el virus.
Lo que sí hay que tener en cuenta es que aquellos pacientes que sufren asma a causa de su alergia al polen sí que pueden ser más susceptibles a sufrir infecciones respiratorias. Y es que este tipo de infecciones víricas suelen generar mayor inflamación bronquial en personas asmáticas.