España es uno de los principales países productores de aceite de oliva y en el mercado encontramos una gran variedad de ellos. A la hora de comprar, ¿cómo podemos saber si un aceite de oliva es bueno? ¿Qué criterios debemos tener en cuenta para saber si estamos ante un aceite de oliva de calidad?
Teniendo en cuenta la gran variedad de factores que influyen en la calidad del aceite de oliva, y que no podemos probarlo antes de adquirirlo, el mejor elemento que tenemos a mano para saber si el producto es de calidad es el etiquetado. ¿Qué podemos encontrar en la etiqueta para tener una pista sobre si el aceite es bueno? Vamos a verlo.
Categoría y origen, presentes en el etiquetado
Lo primero que vamos a encontrar en la etiqueta es la categoría del aceite de oliva que tenemos entre manos y que puede ser, en orden de mayor calidad a menor, aceite de oliva virgen extra (AOVE), aceite de oliva virgen, aceite de oliva o aceite de orujo de oliva.
Los aceites de oliva virgen y virgen extra se obtienen directamente de aceitunas, mediante procedimientos mecánicos, y no llevan ningún tipo de refinado, por lo que su calidad es mayor.
En el etiquetado también encontramos la procedencia u origen de ese aceite, muy importante si queremos consumir aceites de calidad elaborados en nuestro país. En caso de que el aceite esté amparado por una Denominación de Origen Protegida, también vendrá indicado.
Fecha de la cosecha y de envasado
Otro factor importante que encontramos en la etiqueta es la fecha de la cosecha y de envasado. Como ya hemos comentado en otro artículo, aunque el aceite de oliva no caduca y siempre es comestible, sus propiedades organolépticas sí que pueden verse mermadas con el paso del tiempo, sobre todo si no se ha conservado en perfectas condiciones, por lo que, si estamos ante un aceite recién envasado, probablemente será un aceite mejor que otro que lleve mucho tiempo en comercialización.
Y, aunque en ocasiones no viene indicado en la etiqueta, el grado de acidez también puede darnos una pista sobre si estamos ante un aceite bueno. Aunque no influye en el sabor, desde el punto de vista de su elaboración sí que nos indica la cantidad de ácidos grasos libres que contiene. Por ejemplo, los aceites de oliva virgen extra tienen una acidez máxima de 0,8 g por 100 g, mientras que los aceites de oliva virgen pueden llegar a 2 g por 100 g y los lampantes superior a 3 g por 100 g.
Ante todo, la clave está en el sabor
Seguro que todos hemos oído la expresión “si el aceite pica es que es bueno” pero, en realidad, no podemos simplificarlo de ese modo. El sabor del aceite de oliva, que es lo que finalmente determinará si estamos ante un buen aceite que nos gusta, puede variar mucho dependiendo de la variedad de aceituna que se haya usado para su elaboración. ¿Qué quiere decir esto? Pues que hay variedades de aceituna, como puede ser la Arbequina, que apenas aporta picor al aceite de oliva y, sin embargo, los productos que se elaboran con ella son buenos y tienen tanta calidad como los que se elaboran con Picual, con Hojiblanca o con cualquier otra variedad.
Algunas etiquetas sí que incluyen la variedad de aceituna con la que está elaborado el aceite y qué propiedades organolépticas vamos a encontrar en él.
Un buen envase para un producto de calidad
Por último, encontrar un aceite envasado en buenas condiciones también nos dará una pista sobre su calidad. Aquellos envases, ya sean plástico, vidrio o lata, que ayuden a preservar las condiciones del aceite de oliva siempre darán como resultado un aceite de más calidad.
Por ello, deben ser opacos, para evitar el contacto directo de la luz, y con un buen cierre. En ambos casos, el objetivo es evitar la oxidación del aceite y permitir que lo consumamos en óptimas condiciones.