Las patatas se han convertido en uno de los grandes pilares de la alimentación en gran parte del mundo. Además, son una de las guarniciones más populares en gastronomía, tanto para acompañar carnes como pescados. A la hora de cocinarlas, el aceite de oliva se convierte en un gran aliado para sacar el mejor partido a estos tubérculos. Hoy os contamos las mejores maneras de preparar patatas con aceite de oliva.
Patatas fritas, un clásico que gusta a todo el mundo
Las patatas fritas son un clásico que, no solo no pasa de moda, sino que, además, continúa siendo la guarnición favorita de pequeños y mayores. Para lograr las patatas fritas perfectas solo debemos tener en cuenta dos cosas: elegir una buena variedad, como puede ser la Monalisa; y elegir un buen aceite de oliva, a ser posible virgen extra, que es el que mejor resiste las altas temperaturas que exige la fritura.
A partir de ahí, podemos usar algún que otro truco, como por ejemplo, cortar las patatas a mano, no demasiado finas (si las cortamos en tiras) o pequeñas (si lo hacemos en dados); introducirlas en agua fría para que suelten un poco de almidón; y secarlas bien antes de meterlas al aceite para evitar que éste se degrade por acción del agua.
Hoy en día también podemos encontrar diferentes utensilios de corte para obtener patatas fritas con otros formatos, como onduladas, en rejilla, etc.
Una vez fritas, solo tenemos que ponerlas a escurrir en papel de cocina y añadir sal o, si lo preferís, alguna especia o hierba fresca para dar un toque especial.
Patatas asadas al horno
El cocinado de las patatas en el horno nos permite utilizar variedades enteras o cortadas por la mitad para disfrutar de una textura completamente diferente a las de la fritura, aunque con un sabor delicioso.
Para cocinarlas, solo tenemos que cubrir una bandeja con papel de horno, lavar bien las patatas y cortarlas por la mitad. Si queremos que se cocinen un poco más rápido, podemos hacer una serie de cortes longitudinales, sin llegar hasta el fondo de la patata, a modo de rejilla, para que el calor y los condimentos penetren mejor. Rociamos con un chorro generoso de aceite de oliva, de la variedad que más nos guste, y añadimos un poco de sal.
Si queremos dar un toque especial, podemos añadir ajo laminado y cebolla cortada en juliana, así como especias: pimienta, romero o tomillo, que dan muy buen sabor.
Y otra alternativa que queda muy vistosa para comidas especiales consiste en cortar láminas finas de patatas con ayuda de una mandolina (para que queden del mismo grosor) y disponer las láminas en fila de pie, formando una espiral por toda la bandeja. Añadimos sal y aceite de oliva y, opcionalmente, unos trocitos de bacon y cebolla cortada en juliana, además de una ramita de romero. Al cocinarse con un grosor fino, el resultado serán unas patatas crujientes y muy sabrosas, que son perfectas como guarnición de cualquier plato.
Patatas salteadas
Para elaborar las mejores patatas salteadas tendremos que optar por dos cocciones, es decir, un primer cocinado, que puede ser una cocción en agua o un confitado el aceite de oliva a fuego lento, y un segundo cocinado que realizamos en una sartén, a la que habremos añadido con un chorro de aceite de oliva y habremos puesto a fuego fuerte. La primera cocción consigue ablandar las patatas para que estén melosas por dentro, mientras que la segunda crea una costra crujiente por fuera que aporta una textura maravillosa.
Lo mejor para preparar estas patatas es cortarlas en rodajas no demasiado finas y, una vez finalizada la primera cocción, que no debe ser muy larga, escurrirlas bien antes de saltearlas. Para terminar, podemos añadir alguna hierba fresca, como perejil o cebollino, o alguna especia, como pimienta o pimentón.
Rosti de patata, una receta suiza
Terminamos este recorrido por las mejores maneras de preparar patatas con aceite de oliva con una receta suiza: el rosti de patata. Lo bueno de este plato, además, es que podemos servirlo como guarnición, pero también como plato único, acompañado de una salsa a nuestra elección (crème fraîche con cebollino, mayonesa casera, etc.).
Para elaborarlo, tenemos que pelar las patatas y rallarlas por la parte gruesa del rallador. A continuación, hacemos lo mismo con una cebolla y mezclamos ambas. Añadimos sal, pimienta y un poco de perejil picado y formamos una especie de pasta que iremos dividiendo en porciones no demasiado grandes, aplastándolas para que queden como una tortita y se cocinen bien por dentro. Un buen chorro de aceite de oliva en la sartén, bien caliente, hará el resto de la magia. O, si lo preferimos, podemos cocinarlas al horno, rociando bien todas las porciones con aceite de oliva. El resultado será una especie de tortitas de patata que están deliciosas.
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