¿Has pensado qué vas a comer hoy? Quizá tengas un picoteo de jamón ibérico, unas croquetas caseras de puchero, un tartar de atún y, para terminar, una deliciosa tarta de chocolate. Ahora, presta atención a tu boca. Lo notas, ¿verdad? Has comenzado a salivar, pero ¿sabes por qué se nos hace la boca agua en estos casos?
¿Qué significa “Se me hace la boca agua”?
La expresión “se me hace la boca agua” es una frase coloquial que se usamos para describir el deseo intenso de comer algo delicioso, aunque también se puede extrapolar en sentido figurado a cualquier experiencia satisfactoria. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde proviene esta idea? El origen de esta frase está intrínsecamente ligado a una respuesta física del cuerpo humano. Es decir, el por qué se nos hace la boca agua no sólo es una cuestión lingüística, sino también una reacción biológica. ¿A qué se debe este fenómeno fisiológico?
¿Por qué se nos hace la boca agua?
Desde un punto de vista científico, para responder a por qué se nos hace la boca agua hay que partir de la conexión que existe entre nuestro cerebro y nuestras glándulas salivales. Este vínculo es parte del sistema nervioso parasimpático, que se activa cuando vemos u olemos una comida deliciosa ante nosotros. Incluso simplemente pensando en ese plato o alimento ponemos en marcha esta secreción salivar. Es lo que se denomina salivación psicogénica, al más puro estilo magdalena de Proust.
Esto es debido a que la saliva juega un papel crucial en la digestión y en la preparación del cuerpo para la ingesta de alimentos. Por eso, cuando anticipamos el sabor de algo que nos gusta, nuestro cerebro estimula el nervio vago y envía señales a las glándulas salivales para que empiecen a producir saliva. De este modo se consigue una preparación para la digestión, asegurando que nuestros alimentos se descompongan de manera eficiente una vez que lleguen a la boca a través de las enzimas digestivas que contiene la saliva.
Este reflejo condicionado fue estudiado por el famoso fisiólogo Ivan Pavlov. Pavlov realizó un conocido experimento con perros. Tras hacer sonar una campana repetidamente cuando se les daba comida, el investigador descubrió que los canes empezaron a salivar al escuchar una campana, aunque no hubiera alimento de por medio, por esa asociación de ideas. De manera similar, nuestro cerebro asocia ciertos estímulos con la comida, desencadenando la producción de saliva. Como ves, el por qué se nos hace la boca agua no es una mera cuestión de placer, sino también una respuesta fisiológica diseñada para optimizar nuestra digestión.
¿Qué hacer cuando se te hace agua la boca?
Cuando esto ocurre, lo que puede calmar esa salivación es ingerir ese plato que tanto nos apetece. Sin embargo, cuando se nos hace la boca agua, no siempre es posible o adecuado comer inmediatamente. Por ejemplo, si eres goloso, cualquier pensamiento repostero puede activar esta reacción fisiológica, pero no es nada sano satisfacer nuestros dulces instintos constantemente con este tipo de productos, ¿verdad? Por eso, aquí tienes algunas estrategias para manejar este fenómeno:
- Hidrátate: Beber agua puede ayudar a controlar el exceso de saliva y mantenerte hidratado.
- Mastica chicle: Masticar chicle sin azúcar puede ayudar a engañar a tu cerebro, proporcionando la acción de masticar sin ingerir calorías adicionales.
- Distráete: Cambia tu enfoque puede reducir la producción de saliva. Sal a caminar, habla con alguien o realiza una actividad que te absorba.
En definitiva, entender por qué se nos hace la boca agua puede ayudarnos a manejar mejor estos impulsos. Un conocimiento realmente útil para mantener una dieta saludable, además de permitirnos apreciar cómo nuestro cuerpo está preparado para maximizar la eficiencia digestiva. Así, la próxima vez que sientas que se te hace la boca agua, sabrás que tu organismo está simplemente haciendo su trabajo para prepararse para una experiencia gastronómica placentera, como el capricho que supone disfrutar de un aceite de oliva virgen extra de calidad mojado en pan, por ejemplo. Y ahí está la reacción, ¿verdad? Por suerte, dados los beneficios del zumo de aceituna, no tienes por qué privarte de este lujo. Y qué mejor que con los AOVEs de Coosur, donde prima el sabor y la calidad de siempre.