La salsa de soja ha conquistado las mesas de los hogares españoles en los últimos años, gracias en parte al auge de la gastronomía asiática. Desde los restaurantes más exóticos hasta las cocinas domésticas, su sabor umami ha seducido a quienes buscan dar un toque diferente a sus platos. De hecho, se estima que el mercado mundial de la salsa de soja crezca un 5% anual de aquí a 2031.
Probablemente, seas una de estas personas que han sucumbido a este ingrediente. Pero, ¿qué hace tan especial a este condimento milenario y cuáles son sus beneficios? Vamos a descubrirlo.
¿Qué es la salsa de soja y para qué sirve?
La salsa de soja es un aderezo líquido de origen asiático, creado hace más de 2.500 años en China, No obstante, se extendió rápidamente por todos los países orientales. Se elabora a partir de la fermentación de granos de soja, trigo, agua y sal, utilizando cultivos de hongos, principalmente el Aspergillus Oryzae, conocido como koji.
Su sabor salado e intenso, con un toque dulce, se ha convertido en un básico de la cocina oriental, pero también ha encontrado un hueco en la cocina mediterránea. En este sentido, entre los usos de la salsa de soja se incluyen marinar carnes, añadir profundidad a sopas y guisos, potenciar el sabor de los aliños, servir como condimento para mojar alimentos o actuar de base a otras salsas, como la teriyaki o la de ostras.
¿Cuáles son sus ingredientes?
Aunque cada marca tiene su propia receta, la elaboración tradicional de la salsa de soja incluye:
- Soja: Es la base de la salsa y aporta proteínas y antioxidantes.
- Trigo: Se usa en muchas variedades para darle un toque dulce y equilibrar el sabor.
- Sal: Actúa como conservante natural y realza el gusto umami.
- Agua: Es el medio en el que se produce la fermentación.
- Microorganismos: Se utilizan cultivos de hongos para fermentar los ingredientes y generar su característico sabor.
Pese a la simplicidad de los ingredientes, el resultado también difiere. Es decir, en la atribución de las características de cada salsa de soja, como ocurre con el aceite de oliva, tienen mucho que ver la materia prima y el proceso de elaboración. Así, en el mercado conviven salsas más concentradas, ideales para guisos, propuestas complejas para usar como aliño, versiones más ligeras para quienes prefieren gustos más suaves, alternativas bajas en sal o sin gluten…
¿Cómo se elabora la salsa de soja?
Ten en cuenta que existen dos métodos principales de producción de la salsa de soja:
- Fermentación natural: Es un sistema tradicional que da lugar a productos de mayor calidad, como ocurre con un buen aceite de oliva virgen extra. Puede durar entre seis meses y dos años, produciendo una salsa con sabores complejos y matices más ricos, sin incorporar aditivos, perfecta para su consumo en crudo.
- Hidrólisis ácida: Se trata de un proceso industrial que acelera la producción empleando ácido clorhídrico en lugar del proceso de fermentación. Por ello, puede alterar la calidad y el valor nutricional, aunque es una opción más económica que puede ser de utilidad para cocinar.
¿Qué propiedades tiene esta salsa?
La salsa de soja no solo es un potenciador de sabor natural, sino que también aporta varios beneficios nutricionales:
- Fuente de antioxidantes: Contiene isoflavonas, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y el envejecimiento celular.
- Aporte de proteínas: Aunque en pequeñas cantidades, su contenido proteico es mayor que el de otras salsas. Además, es baja en calorías, con tan solo 41 por cada 100 gramos.
- Mejora la digestión: En el caso de las salsas artesanales, los fermentos naturales pueden favorecer la microbiota intestinal.
- Reducción de sodio en la dieta: Usar salsa de soja en lugar de sal también puede ser una estrategia para disminuir el consumo de sodio sin perder sabor en las comidas.
- Protección cardiovascular: Los compuestos bioactivos de la salsa de soja pueden incluso tener efectos positivos en la regulación del colesterol y la presión arterial cuando se consume de forma moderada.
¿Cuándo no consumir salsa de soja?
A pesar de sus beneficios, no todas las personas pueden consumir salsa de soja sin preocupaciones. Es importante tener en cuenta:
- Personas con hipertensión o problemas renales: Su alto contenido en sodio puede elevar la presión arterial o afectar a la función renal si se abusa de su consumo. Eso sí, también existen opciones bajas en sal para este colectivo.
- Alérgicos al gluten: Muchas variedades contienen trigo, por lo que no son aptas para personas celíacas. Opta, en este caso, por las alternativas para celiacos elaboradas con harina de arroz.
- Personas con sensibilidad a la histamina: Algunos tipos de salsa de soja pueden desencadenar reacciones en quienes tienen intolerancia a la histamina.
En cualquier caso, con un consumo moderado y adaptado a las necesidades individuales, la salsa de soja es el aliado perfecto para quienes buscan enriquecer sus platos de manera saludable. Prueba la salsa de soja de Coosur, en formato botella como en spray. ¡Anímate a incorporarla en tus platos y descubre nuevas combinaciones llenas de sabor y salud!